Llegada
a la Nava del Barco.
El domingo 23 de marzo de 2014, realizamos la ruta que va desde la
Nava del Barco al Corral del Diablo, en esta bonita ruta, podimos disfrutar del
entorno maravilloso por el que discurre, de lo que ustedes, también podrán
disfrutar por las imágenes que le mostrare más adelante. Pero como por mi parte
es costumbre, antes de esto les contare algo de las tradiciones que por esta
tierras se llevaban, siendo en este caso un bonito romance que he encontrado
del cual cuenta lo siguiente Andrés Martín:
Hubo una época en la que las distracciones domésticas no consistían
en vivir pegados a una pantalla. En aquellos tiempos, no tan lejanos para
muchos, las sobremesas se hacían en torno a las grandes chimeneas de las antiguas casas de piedra.
Calientes
de frente y helados de espaldas, los niños escuchaban lo que los adultos les contaban. Cantares,
leyendas, juegos, todo tenía cabida en esos momentos, que debieron ser
especiales, pues eran los únicos que las largas jornadas de trabajo diario
dejaban para vivir en familia.
Entre
las historias que se contaban, destacan algunos romances transmitidos de
generación en generación, sobre todo de abuelas a nietas y de madres a hijas.
Son romances medievales que podrían estar circulando por estas tierras,
precisamente desde la época en que se crearon. Esto debe ser así, debido al
hecho de que nos han llegado gracias a la transmisión oral, única vía de
supervivencia para estas manifestaciones en un medio que hasta no hace
mucho habitaban campesinos analfabetos (que no incultos).
El romance con el que me he topado es el de Don
Jerónimo Morales.
ROMANCE DE DON JERÓNIMO MORALES
En Burgos, ciudad en sí rica, populosa y
grande,
cuya claridad despide destellos en
grandes cristales,
en esta ciudad vivía Don Jerónimo
Morales,
caballero noble y rico, de esclarecido
linaje.
Este tal se enamoró de una dama cuyo
arte,
cuyo grabo y hermosura es envidia de
deidades.
Tanto se quieren los dos, que noche,
mañana y tarde
les tira el amor saeta, repartiendo en
ambas partes.
Sin darse cuenta su dama, Don Jerónimo Morales
determinó de pedirle para con ella casarse,
pero Don Pedro Zarzuela, que es de aquella dama el
padre,
llegan a pedirla y dice pues mi señor, que no place,
yo también fuera dichoso, pero no quiere su madre,
ni tampoco sus hermanos, que no quieren que se case.
Se retiró el caballero más corrido que cobarde,
diciendo “Señor, le estoy muy agradecido, y en que le
sirva, me mande”,
y en un discreto papel, a Doña Andolfa dio parte,
ella contestó al instante: “No te detenga el dictamen;
para la noche a las doce hablaremos donde sabes”.
A la hora convenida, estuvo allí vigilante
y le dice “muy bien sé que me has pedido a mis padres,
mas la razón que te han dado, muy bien la sé
mas no es fácil, estorban tu gusto y mío
y también mi padre y madre
prevente luego de armas, para mañana a la tarde,
que a la huerta de las flores, quieren ir a recrearse.
Previno dos carabinas, ocupándola en parte
debajo de sus vestidos para guardia de su amante.
Al día siguiente fueron a la huerta a recrearse,
pero ya ocupaba un puesto Don Jerónimo Morales.
Los hermanos que le ven, se revisten de coraje
y a él se van como fieras, diciéndole: “¡Vil!,
¡infame!
hoy has de morir aquí, sino, que el cielo te vale”
Don Jerónimo responde: “Poco soy y a que esto baste,
porque queréis apartar de mí, clara vista a un ángel”.
De los tres derribó a dos, revolcándose en su sangre,
y el otro viéndose solo, y que lloraba su madre
dice “Perdida es mi vida, porque tu rigor es grande,
y veo que tu justicia acaso importa y vale.
Perdón te pido si acaso te sirves de perdonarme
y que emires por mi hermana que es de noble y leal
sangre”.
“Sí lo haré pues que me toca, y así la Virgen me
ampare,
me ayude y me favorezca como una esposa admirable,
y montando en una yegua, que volaba por el aire,
por poner la prenda en salmo para con ella casarse,
apenas había andado dos leguas, y no cabales,
cuando un mortal accidente le dio la vida remate.
Allí, echa mil juicios, allí dice: “Mi linaje,
mi honra, crédito y casa, perdido que aquesto hace,
porque muerta esta mujer, a mí han de acumularme.
El alma diera al demonio, de buena gana al instante,
puesto que de estos peligros, que estoy metido me
saque”.
Apenas lo pronunció, cuando ya vio vigilante
un hombre de muy buen porte que se le acercó al
instante,
y le dice “¿Qué me quieres?, yo soy el demonio, y
baste,
como de mí te has valido, vengo a tus necesidades.
Dices que darás el alma, pues si haces escritura será
fácil remediarte”.
Al punto sacó una daga y sangre en un brazo hace
y estos renglones escribe, poniendo palabras tales:
“A los demonios entrego, mi cuerpo y alma al instante,
puesto que me favorecen, en tan excesivo trance”,
mas el demonio le dice: “Tú del pecho has de sacarte,
esa reliquia que guardas, si quieres que te acompañe”.
“Eso no lo haré señor, que me condene o que me salve,
conmigo tiene que ir, pues poco peso me hace”.
Año y medio caminaron los dos por ciertos parajes,
disfrutando a su manera, sin que nadie lo estorbase,
mas estando este tal jugando con otros dos una
tarde,
le dieron tres estocadas que la menor fue bastante
para quitarle la vida a Don Jerónimo Morales.
Allí comenzó a llamar a su Santísima Madre,
mas los malditos demonios, le dicen: “Mal bolinable,
no tienes a quien llamar, pues aquí nadie te vale,
cinco mil por ti venimos, que eres nuestro, bien lo
sabes.
Esta escritura lo dice, hecha de tu mano y sangre,
y cogiéndole furiosos, se lo llevan al instante
pero a mitad del camino se le apareció radiante
el Santo Cristo de Burgos y su Santísima Madre,
que es la Virgen del Pilar, los Evangelios y un ángel
y le dice: “Levanta devoto mío, tus devociones te
valen,
tus ruegos te favorecen, los Evangelios y el ángel”.
Y aquí termina la historia de Jerónimo Morales,
que yo aprendí siendo niña, de la mano de mi madre
Andrés
Martín
Licenciado
en Historia del Arte
Y una vez mostrado dicho romance,
paso a la exposición de las imágenes que tome durante el recorrido.
Algunos ya tenían la mochila a la espalda.
Parada
en el 1º refugio.
Panorámica.
Observando la canal
por donde parte del grupo
iba a subir.
Otro detalle de ella.
Subiendo
por ella.
Otra
más de la subida.
Y otra.
Más de la misma.
Llegando
a la cuerda.
La garganta de la Nava.
Panorámica.
Subida
a la laguna del otro grupo.
Otra de este.
Nuestra compañera Satu.
Vamos para arriba.
Panorámica
del circo del Corral del Diablo.
Debido a los calores de estas últimas dos
semanas,
sus espectaculares cascadas de hielo habían desaparecido.
Laguna
de la Nava.
Al fondo la cima del Corral del Diablo.
Observándola
estaban.
Laguna de la Nava desde esta perspectiva.
Panorámica de la
subida al Corral del Diablo.
Panorámica del
Cancho.
Al fondo el
Almanzor y la Galana.
Subida al Corral
del Diablo del otro grupo.
Mejor sitio que la
nieve para sentarse “Ninguno”.
Panorámica.
Cumbre del
Cerrojillo.
Jorge en ella.
Descendiendo de la
laguna.
Después de más de 7
horas de marcha
la gente se lo tomaba ya con calma.