Esperando
a la salida en la puerta
del Parque de los pinos de Plasencia.
Ayer día 12 de
enero, hemos comenzado con las actividades programadas en el calendario para el
año 2.014, en esta ocasión el paseo ha consistido en la ruta comprendida entre
Plasencia y Cabezabellososa, pasando por la cota del Gordo, para desde aquí
descender al puerto de San Gamello, y desde este punto subir hasta el pueblo de
Cabezabellosa. Un bonito paseo, para empezar a diluir los turrones y polvorones
de estas pasadas fiestas de Navidad y Año Nuevo. En esta ocasión antes de
llegar a la exposición de las imágenes tomadas, les voy a exponer un relato que
habla sobre una tradición que los habitantes de Cabezabellosa desde hacía
siglos venían celebrando, este relato esta publicado el 9 de noviembre de 2011 por P. M. Talaván y trata sobre una costumbre que se ha vuelto a recuperar en el pueblo
de Cabezabellosa. Este lleva por título LA FIESTA DE LA CABRA y cuenta lo siguiente:
LA FIESTA DE LA CABRA
La fiesta de la cabra
se celebra en Cabezabellosa el día ocho de septiembre, fiesta de la Virgen del
Castillo, patrona del pueblo. Consiste en guisar al modo tradicional la carne
de una “machorra” y ofrecerla a todo el que quiera acudir a la plaza
después de la procesión de la Virgen. Popularmente esta fiesta se conoce desde
tiempos atrás como “La fiesta de septiembre” y también, como “La fiesta de la
cabra.”
La fiesta de la cabra o de " la machorra" antes se celebraba
entre la familia más o menos extensa. Se guisaba la carne de una machorra
para comer juntos los tres o cuatro días que duraba la fiesta. La costumbre se
fue perdiendo hasta que Luis Ovejero, alcalde en la anterior legislatura, la
instituyó de nuevo y la actual alcaldesa, Puerto Peña, ha continuado este año
la tradición.
La Fiesta de la Cabra o de “la machorra” es un rito de celebración, que,
como todos los ritos, aparece unido a un mito y en este caso el mito es la
cabra. La celebración de un rito mantiene unas características concretas y
sencillas: reunión de personas para celebrar algo alguna ceremonia que se
cierra con una comida. El rito de la misa guarda exactamente esas
características: reunión, celebración y comida: la comunión es la ingesta del
Cuerpo de Cristo. Hay muchos más ejemplos: las bodas, cumpleaños, la matanza
del cerdo, etc...
Los ritos de celebración perduran en el tiempo y se repiten con una cadencia
temporal exacta: la fiesta de la cabra se repite cada ocho de septiembre. Y
tiene sentido esta fecha por diversas razones: septiembre es un mes de
transición, se acaba el verano y comienza en otoño. El verano en Cabezabellosa
es generoso: se recoge heno, cerezas, ciruelas, patatas, tomates, calabazas,
pero el otoño también es generoso: quedan frutos más tardíos como las uvas, las
castañas, las nueces las bellotas y siempre el ganado por medio. Esta primera
semana de septiembre es propicia para descansar y celebrar fiestas.
Cabezabellosa es un pueblo eminentemente ganadero en general y cabrero en
particular.
La fiesta de la cabra o de la machorra se podría celebrar cualquier otro
día, pero se celebra el ocho de septiembre, día mariano. Hay fiestas a la
Virgen de Guadalupe, a la del Castillo, a la de Covadonga... por citar algunas.
Casi todas estas vírgenes se aparecen a cabreros.
La Virgen del Castillo también se presenta a un cabrero. El hombre, siguiendo a
una cabra que se ha metido entre los canchos, ve una muñequina y se la trae en
la morrala para su hija, pero cuando quiere dársela a la niña la imagen no está
allí. Al día siguiente vuelve y encuentra de nuevo a la muñeca en el mismo
lugar. Se dice a sí mismo, “¡Se me olvidaría ayer, pero hoy me aseguro de que
me la llevo!” De nuevo, cuando llega a casas, la virgen no está en el morral.
Se extraña y al día siguiente repite el careo de las cabras y la misma cabra se
vuelve a meter entre los mismos canchos y allí está la virgen. El hombre lo
cuenta y el cura del pueblo habla de milagros y apariciones.
Este mito, que procede más o menos del siglo doce en casi todas ubicaciones de
ermitas marianas, se repite en el siglo veinte con la aparición de la Virgen de
Fátima en Portugal. Los tres niños, dos niñas y un niño, también apacentaban
ganado.
La ermita de la Virgen del Castillo se ubica en el cerro de la Cabeza o del
Castillo. Es el cerro más visible desde las llanuras del Valle del Ambroz y al
mismo tiempo guarda a Cabezabellosa de miradas indiscretas. El cerro por sus
características es un buen lugar para el pastoreo de cabras y un buen lugar
para esconderse entre los canchos y otear el valle. Se unen todos los elementos
del mito. El mito está servido.
En cierta ocasión, con motivo de un viaje cultural con mis alumnas al alto
Tajo, visitamos las instalaciones de la Virgen de la Hoz que se encuentran muy
cercanas a Molina de Aragón, en Guadalajara. Es un enclave abrupto semejante a
nuestro Cerro de la Cabeza, sólo que La Virgen de la Hoz tiene su ermita en un
rellano más amplio rodeado de cerros. Mantenía cierta amistad con el sacerdote
que atendía el santuario porque es hermano de una compañera de trabajo. El cura
nos contaba la historia de la aparición de la Virgen de la Hoz, similar a la
historia de la Virgen del Castillo y a la de Guadalupe. Le pregunté por qué las
vírgenes se aparecen siempre a pastores. La respuesta me sigue pareciendo
brillante y muy correcta: “Porque por estos andurriales no se le ocurre
venir a ningún ejecutivo de grandes empresas ni a ningún director general, por
aquí vienen cabreros y pastores de ovejas, por tanto se les tendrá que aparecer
a ellos.” Me convenció totalmente. He aquí la explicación del mito.
Pero concurren más circunstancias la Fiesta de la Cabra también se conoce con
el nombre de “La Fiesta la machorra.” Tiene su explicación. Machorra en
general significa hembra estéril. El diccionario de María Moliner afina más
añadiendo el significado de “cabra u oveja que se mata para comerla en
alguna festividad.” Como la segunda acepción es muy clara no necesita
ningún comentario, pero sí el concepto de “machorra” entre los cabreros.
Las cabras de hatajo vivían al rededor de ocho años. A esa edad se las sacaba
del corral y se las vendía al carnicero: la saca. Cada año se agregaban al
hatajo tantas chivas como cabras viejas había que quitar. La edad juvenil de
las cabras contempla tres etapas: el primer año de vida se las llamaba chivas,
el segundo, chivarras y el tercero, chivatas. A partir de ahí ya son cabras
adultas.
Cuando son chivas –menores de un año -alguna que otra se cubre, pero no es lo
normal. El tiempo de gestación de las cabras es de cinco meses. Una berrea se
produce en septiembre u octubre, para que paran en febrero o marzo, y la
segunda a partir de mayo, para que paran las cabras en octubre o noviembre. Las
crías que nacen en otoño son las tempranas y las que nacen en primavera las
tardías.
Había chivarras, ya con un año cumplido, que en otoño no empreñaban, y se
esperaba hasta el verano. Si en verano tampoco se tomaban se las consideraba machorras
y entraban en la lista de la saca. Algunas de estas machorras se
guardaban para la fiesta de septiembre, la de la Virgen del Castillo y por
tanto “la Fiesta de la cabra” y “la Fiesta de la machorra” Estas
cabras eran jóvenes, de carne tierna y, como permanecían horras se hallaban
gordas, lustrosas y buenas.
El ritual: traer la cabra, beber vino, sacrificarla, preparar la carne, beber
vino, todo ello con revuelo de familiares: abuelos, padres, mozos y mozas,
muchachos y muchachas, niños y niñas, tíos, primos y demás allegados, todo ello
regado con vino. Ceremonia de reencuentro familiar.
La innovación de Luis Ovejero y Puerto Peña mantiene todos los elementos del
rito y el mito, pero en vez de que la cabra sea sólo familiar, se extiende el
rito de comer juntos a todos los bellosos y visitantes.
Y ahora aquí les quedo una serie
de imágenes que tome durante el recorrido.
Plasencia
va quedando atrás.
Caminando
por los parajes de Valcorchero.
Ermita de la Virgen del Puerto (Patrona de Plasencia).
No crean que todos pasamos como ella.
Algunos nos quedamos atorados.
Esperando.
Camino del Gordo.
Otra
más. Solo féminas.
Viejos robles.
Piedra
“Caballera” en la subida hacia el Gordo.
Conforme
ascendíamos la niebla nos iba envolviendo.
Foto
familiar.
Estamos en el Gordo.
Jorge.
El
grupo en el punto geodésico del Gordo.
Descenso.
La
niebla se despeja.
Cabezabellosa
en la falda de la sierra.
Más
robles centenarios.
El
Valle del Ambroz.
El
Valle del Jerte.
Llegando
a la antigua venta de el Lobo,
en el puerto de San Gamello.
Parte del Grupo.
Otra
más.
Ascendiendo
hacia la localidad de Cabezabellosa.
Atrás
entre la niebla queda el Gordo.
Antiguo
lagar Vetón. Pueblo que habito estas tierras.
Transitando
por las calles de Cabezabellosa.
Después
del paseo y el cafetito caliente, la gente sonriente.
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