Preparándonos en Navezuelas.
El domingo 26 de octubre de 2014, hicimos un bonito recorrido por las
sierras que discurren entre las localidades de Navezuela y Cabañas del Castillo
(provincia de Cáceres), el paisaje que rodea a esta comarca es duro y recio,
pero a su vez gratificante. A pesar del calor que hizo pudimos disfrutar de un
maravilloso paseo, que ustedes podrán juzgar a través de mis imágenes de aficionado
que a lo largo del recorrido fui tomando. Pero antes de pasar a exponérselas
permítanme que les relate alguna historia de estos lares.
El Lagarto de las
Villuercas.
Cuenta la leyenda que un gigantesco lagarto habitaba la Sierra de las
Villuercas el cual se movía en un radio que alcanzaban las siete leguas, motivo
por el cual nadie se atrevía a penetrar ni asentarse en aquellos fértiles
territorios ante el temor a ser devorado por tan inmenso monstruo, como así
sucedía a quienes hacían alarde de su audacia. Más pavor aún infundía en las
gentes que poblaban estas tierras, el saber que según contaban los ancestros
este animal, en un arrebato de su maldad, había “deslomado” con su enorme cola de
un solo rabotazo la sierra a la altura de donde hoy se encuentra Cabañas del
Castillo, abriendo la enorme brecha que hoy en día se aprecia en dicha sierra.
Pero llego el día que generación tras generación esperaba que ocurriese, y ese
día no era otro el de que alguien pudiera dar muerte a semejante monstruosidad.
Cuenta la leyenda, que un forajido que había robado en la iglesia de Jaraicejo
huyendo de la justicia, se adentro en la sierra donde moraba la vestía, y
transitando por ella fue a darse de bruces con semejante animal. El enorme
reptil enseguida ataco al hombre que había osado invadir su territorio, el forajido
por los pelos pudo esquivar este primer ataque, pero el ladrón que de tonto tenía
poco y además estaba bien dotado de valor, reacciono con valentía y firmeza, y
rápidamente echando mano a la morrala que llevaba colgada al hombro, y dentro
de la cual tenía metido todo lo que había robado en la iglesia, rebusco en ella
afanosamente tratando de encontrar la daga que había ocultado dentro del saco,
lo primero que vino a su mano fue una hermosa patena de oro, al sacar el objeto
del saco, está en contacto con la luz del sol desprendía tales destellos, que
parecían verdaderos rayos de fuego, uno
de estos potentes resplandores alcanzo los ojos del enorme lagarto cegándolo por unos
instantes. Visto por el ladrón lo que
había ocurrido, este enseguida dirigió los potentes destellos que desprendía la
patena de oro hacia los ojos del monstruo, y así le fue cegando hasta que el
enorme animal no pudo ver nada, momento que el ladrón aprovecho para acercarse al
enorme lagarto. Entonces, sujeto bien fuerte la larga daga con sus dos manos, y
reuniendo todas sus fuerzas y valor, se deslizo por debajo del pecho de la
terrible criatura y le asesto un potente y certero golpe, clavándole la daga en el pecho y atravesándole el
corazón. La enorme vestía cayó fulminada en el acto.
La noticia de que el enorme lagarto había muerto a manos de este ladrón
corrió rápidamente por toda la comarca de las Villuercas y otras poblaciones
colindantes a esta. La Justicia que hasta ese momento le había perseguido por
sus fechorías y robos, enseguida dicto; que todo los cargos que hasta el
momento pendían sobre la cabeza del mencionado ladrón, quedaban zanjados por la
gran merced que este había hecho a estas tierras con la muerte del enorme
lagarto. Pero no solo fue perdonado por esta gran hazaña, sino que como premio
a su gran acto de dar muerte a la bestia, este recibió amplias tierras en
propiedad en la comarca, a demás de la potestad de erigir una fortaleza en
ellas. La fortaleza que levantó en la sierra de las Villuercas, dice la
leyenda, que fue la que hoy en día
domina el pueblo de Cabañas del Castillo.
Estaban buenas las perrunillas.
Descendiendo
desde Navezuelas
al río Almonte.
Pico de la Artesa, ubicado entre la sierra
de la
Ortijuela y sierra del Local.
Viejos caminos.
Otra
más de la Artesa.
Navezuelas
asentada en la falda de la sierra
de las Acebadillas.
Castaños.
Por
debajo de los robles.
Camino de la Artesa.
Panorámica de la Artesa.
Recio Matorral.
Una
iguana gigantesca.
En la base de la Artesa.
Panorámica de picachos
de la sierra del Local.
Llegando a la boca de la cueva de la Artesa.
Entrando en ella.
Dentro de ella.
Chimenea de la cueva.
La gente accediendo al interior de la cueva.
Ascendiendo a la cima de la Artesa.
Uno que saluda.
Cumbre de la Artesa.
Foto
de parte del grupo.
Gente subiendo.
El
Risco Recado en la sierra de la Ortijuela,
con Roturas a la izquierda de este.
Posando en la cumbre.
Panorámica, al fondo se puede observar la torre
del castillo de Cabañas en uno de los picachos.
Otra del mismo.
Dirigiéndonos a Peña María,
en la sierra del
Alcornocal.
Otra panorámica.
Comienza la ascensión a la base
de Peña María.
Los de atrás.
En la base de Peña María.
El espinazo de la sierra del Alcornocal
visto
desde la base de Peña María.
Castillo de Cabañas.
Otra más de este.
Reponiendo líquidos en Cabañas.
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