martes, 9 de octubre de 2012

Cabezabellosa - Plasencia - 07-10-2012

 
 Llegada a Cabezabellosa.
 

El domingo día 7 de Octubre de 2012, realizamos una ruta desde el Pueblo de Cabezabellosa a Plasencia. El itinerario en sí, discurrió de la siguiente manera: Cabezabellosa, roble de Romanejo o Acarraero, desde este partimos hacia Plasencia llevando todo el recorrido de la antigua captación de agua que abastecía a dicha ciudad. Es una ruta fácil, aunque larga, pero debido al calor que hizo, se convirtió en dura. Llegando a darse casos de fatigas debidos al calor. Las fotos que presento fueron tomadas antes de la comida, después de esta no volví asacar ninguna, hasta la llegada a la fuente de la Ele, lugar donde estuvimos parados para recuperar fuerzas y esperar a los rezagados y desde este lugar dirigirnos a Plasencia ya sin parar.

 

En esta ocasión, no contare ninguna leyenda, ni cosa por el estilo. Que en el comentario escrito que por norma general, suelo con que acompañar a mi exposición de imágenes tomadas en el transcurso de la ruta. En esta ocasión tratare de explicar un pequeño malentendido, que en el transcurso de la ruta en un momento dado, surgió en uno de los descansos. Este fue que comentando por mi parte algo sobre las salamanquesas, una de las personas que realizaban la ruta me discutió, y discutió sin razonamiento alguno, algo sobre estos bonitos animales, llegándome a decir que lo que contaba no era cierto. Pues para esta persona, y para el resto de los que no supieran del tema en cuestión, va esta pequeña explicación sobre la fauna que nos rodea a diario.


La Salamanquesa Rosada.

 

La salamanquesa rosada (Hemidactylus turcicus) es una especie de la familia Gekkonidae presente en buena parte de los países mediterráneos e introducida en diversas regiones del mundo. Son nocturnos e insectívoros. Tienen ojos enormes sin párpados y una piel pálida con manchas negras en su cuerpo y a menudo con la cola jaspeada. Su vientre es un poco traslúcido. En América es una especie invasora.

En su estado adulto algo más pequeña que la salamanquesa común (Tarentola mauritanica), alcanzando una longitud aproximada de 5-6 cm sin incluir la cola. Presenta un aspecto rosado como su propio nombre común indica, translúcido sobre todo en la zona ventral aunque aquí la piel es más blanquecina. Sus ojos se sitúan más juntos que en la salamanquesa común con una pupila vertical. La cola presenta franjas oscuras y claras siempre que no la haya perdido y se trate de una regeneración. Otra característica de esta especie es la presencia de uñas en los dedos. De hábitos nocturnos, pasa el día escondida en huecos o bajo las rocas. Se trata de un animal adaptado a la convivencia con el hombre, por lo que es común verla cazar insectos en las noches de verano cerca de focos de luz.

 
 
 Salamanquesa rosada (Hemidactylus turcicus).

 

  Salamanquesa Común.

La salamanquesa común (Tarentola mauritanica) es un pequeño reptil de la familia Gekkonidae ampliamente distribuido por los países de la cuenca del Mediterráneo.

Los adultos pueden llegar a medir de 5 a 15 cm, más una longitud similar o poco más para la cola. El lomo, las patas y la cola tienen bultos cónicos prominentes. Su cuerpo es robusto, aplastado, y su cabeza grande y ancha, triangular y separada del cuerpo por un pescuezo marcado. Cuando pierde su cola puede regenerarla, aunque la nueva es más lisa y carece de bultos. Su color habitual es de un gris pardusco o marrón, con variaciones desde el gris blanquecino hasta el casi negro, con manchas más claras y oscuras; el vientre es blanquecino. Sin embargo su color cambia de intensidad dependiendo de la luminosidad que recibe su piel: cuando se encuentra activa durante el día el color es más oscuro que durante la noche. Su boca es obtusa, y sus ojos grandes, sin párpados y con pupila vertical. Los dedos, cinco en cada extremidad, tienen protuberancias laminares laterales e inferiores que le proporcionan cierta adherencia para trepar y desplazarse por superficies verticales (incluso en cristales).

Normalmente habita en edificios cerca de las luces, estructuras antiguas, galpones, casas abandonadas, autos abandonados, ruinas, rocas y campos pedregosos, troncos de árboles, etc. siempre y cuando estén cerca de los insectos para devorar, distribuyéndose por ambientes muy variados.

Las salamanquesas comunes son animales nocturnos, aunque en ocasiones se muestran activas en torno al crepúsculo o incluso durante el día, especialmente en los días soleados del fin del invierno. Sienten preferencia por los lugares soleados próximos a sus escondrijos.

Se alimentan principalmente de insectos en los meses calurosos del año y a menudo se encuentran cazando los insectos nocturnos que son atraídos por luces, lámparas, etc.

Incuban dos huevos casi esféricos dos veces al año, alrededor de abril y junio. Después de cuatro meses nacen las pequeñas salamanquesas con menos de 5 cm de longitud. Crecen muy lentamente y viven hasta 8 años en cautividad. Comen, grillos, polillas, moscas, mosquitas, etc. ya que son insectívoras.

En Extremadura recibe el nombre de Santarrostro.
 

 Salamanquesa común (Tarentola mauritanica).

Salamanquesas: Mitos, Leyendas y Realidades.

Entre la opinión y dichos populares, existen unas series de Mitos, Leyendas y Realidades sobre estos inofensivos y pequeños reptiles, que a lo largo de los tiempos han perdurado entre nosotros, algunos de ellos son los siguientes:

Las salamanquesas son muy venenosas: ni mucho ni poco, no tienen ningún tipo de veneno.

Las salamanquesas muerden: Una salamanquesa jamás nos perseguirá para mordernos, cuando nos vea siempre tratará de huir y esconderse, pero es cierto que si logramos atraparla y la cogemos con la mano, puede mordernos, sobre todo los ejemplares más grandes y viejos. En cualquier caso, sus dientes son demasiado pequeños y la fuerza de sus mandíbulas demasiado débil para hacernos daño.

Las salamanquesas pican: Pues más bien no. No tienen ni pico como las gallinas, ni aguijón como las avispas, ni pico y pala como los obreros, así que difícilmente van a poder “picar”. Tampoco producen picores ni urticaria, al menos no conozco a nadie alérgico a las salamanquesas. Tal vez las salamanquesas “pican” algún insecto entre horas.

Si una salamanquesa te escupe, te quedas calvo: Falso y además ridículo. Las salamanquesas no escupen. Por otro lado, su saliva no tiene ningún efecto sobre el pelo ni sobre ninguna otra cosa.

Si una salamanquesa te escupe, te quedas ciego: Falso. Siguen sin poder escupir (no es que no quieran, es que no pueden).

Las salamanquesas se pueden introducir por orificios del cuerpo, nariz, oídos y otros más privados, y comerse desde el cerebro hasta otros órganos, y dejarte tonto o muerto: totalmente fantasioso y fruto de mentes calenturientas.

Secas, Molidas o formando parte de preparados tienen poderes curativos o mágicos: falso. Esta leyenda que se refiere a las salamandras, es una sarta de estupideces.

Las salamanquesas “cantan”: Las salamanquesas son gecos, y la mayoría de los gecos vocalizan diferentes sonidos para comunicarse entre sí. Sus voces son parecidas a chirridos y grititos agudos, variando según la especie. También en ocasiones al ser atrapadas emiten grititos.

Las salamanquesas no tienen parpados y por tanto no pueden cerrar los ojos: Correcto. Para limpiárselos y humedecérselos se los lamen con la lengua.

Las salamanquesas pueden caminar entre las llamas sin quemarse: Bueno, en realidad eso se decía de las salamandras. En muchas zonas donde no hay salamandras se llama salamandras a las salamanquesas. Salamandras y salamanquesas no tienen nada que ver, las primeras son anfibios y las segundas reptiles. Lo del fuego es falso en ambos casos. Las pobres se queman como todo el mundo. Por favor, no hacer experimentos crueles e idiotas con las pobres salamandras.

Si una salamanquesa pierde la cola vuelve a crecer: Cierto. Pero la cola que crece es diferente en color y aspecto a la original.

Las salamanquesas viven muchos años: Hasta doce años en cautividad. En libertad su esperanza de vida es mucho más corta, de 3 o 4 años con suerte. Las salamanquesas llevan vidas peligrosas.

Bueno y una vez terminada esta pequeña disertación sobre las salamanquesas, pasare a presentar las imágenes tomadas a lo largo del recorrido:



Antiguo lavadero de ropa.

   Saliendo del Pueblo.
Caseta de Campo.
Camino del Roble de Romanejo.

Saliendo al Sol.

El terreno se vuelve más abrupto.

Roble de Romanejo o Acarraero.

  Otra más de él.
Algunos tenían hambre.
Iniciamos el camino de la Cañería.

Vacas pastando.
 
  Panorámica del Pitolero (1.350 metros).
Descendiendo.

Panorámica Presa del Jerte.
Más descenso.

Viendo el paisaje.

   Ladera pelada.
Parecían cabrillas.
Pronto las pequeñajas empezarían
a pincharse con los zarzales.
Panorámica.

Lugar donde se juntan las dos antiguas captaciones
de agua.

  A través de este puente pasa la captación
que viene de la parte más alta.
Parecerse que algo llama la atención.
 
¡Coño. Hay poceros!
   No. Se están abasteciendo de rica agua fresca.
Cruzando el puente.

Transitando por la Cañería.
  Otra más.
  Y otra.
Buscando sombra como sea.

  Fuente de la Ele, ya por la tarde.
La fatiga era notable.
 
 

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