lunes, 7 de mayo de 2012

ALDEHUELA - LA HUETRE - 6-05-2012


Llegada a Aldehuela.



ALDEHUELA LA HUETRE – 6-05-2012

El día 6 de mayo de 2012, hicimos un recorrido por la agreste orografía de la tierra Hurdana, más concretamente desde la alquería de Aldehuela a la de la Huetre. En mi modesta opinión la zona más abrupta de toda la serranía Hurdana. El itinerario que seguimos fue el siguiente:

Saliendo desde Aldehuela alquería perteneciente al municipio de Pinofranqueado, ascendimos al puerto de Esparabán el cual se encuentra a una altitud de 1.361 metros, desde este nos dirigimos al Cotorro de la Ferroquera (1.518 metros), desde aquí continuamos hasta llegar a la cumbre del pico Tiendas máxima altitud del recorrido de la ruta con 1.590 metros. Continuamos hasta llegar al pico Solombrero (1.576 metros) y desde este descendimos para posteriormente subir al pico Cancheras de 1.544 metros. Una vez coronado este, continuamos por la cuerda que nos llevaría hasta el collado de La Muerta (1.121 metros), antes de llegar a este punto pasamos por el pico de Hoyo Mostajo (1.459 metros) y el pico de la Correderina (1.271 metros).una vez llegados al collado de La Muerta, descendimos desde este punto a la alquería de la Huetre que pertenece al municipio de Casares de Hurdes. La rudeza del paisaje por donde discurre el trayecto de la ruta es de un poder fantástico, los cuchillos pétreos de las pizarras, nos demuestran como estas sierras han sido golpeadas inmisericordemente a lo largo de los milenios del tiempo por, todas las fuerzas de la naturaleza que en ellas se desatan, dato que si se le suma a la enorme pendiente de sus laderas, el resultado es el que nuestros ojos contemplan a lo largo del recorrido, laderas desnudas de todo vestigio arbóreo, erosionadas por su enorme pendiente, en las que el tiempo ha esculpido su obra.

A trabes de las imágenes que les expongo más adelante, las cuales tome a lo largo del recorrido, ustedes juzgaran por si mismos si la rudeza de estas sierras no encierran la belleza de lo yermo, duro y recio de la serranía Hurdana.

Pero si lo vello de la tierra Hurdana está en su difícil orografía, no menos vello que esta es su dilatada y extensa cultura de cuentos y leyendas. Sobre este saber popular de los hurdanos quisiera hacerles participes con, estas dos curiosa leyendas de la Comarca Hurdana.


LA LEYENDA DEL CHARCO DE LA SERPIENTE

 Hubo un tiempo en el que las escarpadas montañas del Río Jurde eran enormes praderas donde la vegetación se mostraba exuberante y donde los pastores criaban sus rebaños de cabras. En una ocasión un señor desconocido se acercó donde había varios cabreritos en corrobra y les hizo una proposición:- ¿habría alguno de vosotros que quisiera verter una cuartilla de leche en una poza del río, durante un año seguido, todos los días al atardecer?-(era un hueco en la roca que estaba al lado de un charco, donde no se podía ver el fondo y ni con dos madejas de hilo unidas con una piedra en la base, se llegaba a tocar) .Todos los cabreritos se negaron a realizar aquella proposición por considerarla una obligación innecesaria y sin ninguna recompensa. Todos menos uno de ellos que aceptó el trabajo, bien porque le resultaba divertido o porque era tan tímido que no se atrevió a decirle que no. - Pues bien has de verter la leche todos los días hasta que yo te diga y no mires atrás cuando lo hagas…, la dejas y te marchas sin volver la vista.
Al día siguiente empezó su tarea y así durante muchos días, dejaba su leche y se daba la vuelta .Pero la curiosidad podía más que las ordenes del misterioso señor, una vez se escondió entre los matorrales para saber quién se bebía la leche y quedó perplejo al ver que una enorme serpiente con siete cabezas salía del charco y devoraba la leche de un zarpazo, desapareciendo de nuevo en lo profundo de las aguas.
Un tiempo más tarde se acercó de nuevo aquel hombre hasta el cabrerito y le dijo: ya no hace falta que pongas mas leche en la poza. Ahora solo te pido que cojas tu rebaño y te marches a casa, pues algo terrible va a suceder. Te agradezco tu labor y si algún día vas a Roma ven a verme que te ayudaré en lo que pueda.-Pero oiga si es mediodía, ¿cómo voy a meter las cabras en casa?, si apenas han pastado.-haz lo que te digo, le contestó, luego verás porqué. Así lo hizo a regañadientes cogió su ganado y lo encerró en Jurde a mediodía ante las burlas de los vecinos y las amenazas de su familia.
Enseguida empezó a nublarse el cielo y un gris casi negro se apoderó de todo alrededor. Cayó un diluvio que hizo crecer el río de mar a monte. En aquella crecida arrastró las cabras de los otros pastores e incluso alguno de ellos fue arrastrado por la fuerza del agua. Aquella crecida se llevó a la serpiente y desapareció en el océano.

Pasaron los años y aquel cabrerito se hizo mayor y decidió casarse con una prima, vecina del pueblo de Jurde. Una hermosa mujer que mostraba una larga cabellera rubia, ojos azules y una belleza mareante. Pero no era posible una boda entre primos, si no había una autorización del Papa. Lo cual hizo emprender al Jurdanito un viaje hasta el vaticano que duró un año. Muy cansado,( ya en las calles de Roma) de repente oyó una voz que le llamaba para decirle: ¿oye cabrerito, no te acuerdas de mí?, yo soy el que te dijo que pusieras la leche en el Río Jurde, vivo aquí desde hace muchos años, pasa que podrás descansar y reponerte, parece que has hecho un largo viaje.
-Pues sí, vengo de Jurde para ver al Papa, pues voy a casarme y necesito un certificado para poderme casar con mi prima, pues la iglesia no lo permite sin su autorización.
-Bueno, no te preocupes, yo me encargo de todo. Ven que cenarás, te bañaras y luego podrás dormir toda la noche.
A la mañana siguiente al despertar, vio como todo su cuerpo estaba en un charco de sangre y se asustó tanto que no podía levantarse.
-No te preocupes cabrerito, ya sé lo que te pasa, no temas, la sangre que ves es la que traes infectada del viaje tan largo que has hecho, te ha salido después de darte un ungüento para tus heridas.
Desayunaron y una vez repuesto, el amigo le dijo: ven, quiero que veas una cosa.
Caminaron hasta una cerca donde había algo que paralizó todo su cuerpo.- ¿Ves ese monstruo?, pues es el que tu criaste en el Río Jurde. Un enorme animal con siete cabezas guardaba la finca del romano.
Una vez conseguido el papeleo y de vuelta a casa el cabrerito empezó a entristecerse.
-¿Qué te pasa?, ¿Por qué quedaste tan serio de repente? .Es que verás: mañana es el Cristo de mi pueblo y como tardaré un año en volver, no podré estar este año en la fiesta. –Eso tiene arreglo, no te preocupes, solo quiero que me des algo a cambio por hacerte el favor.- ¿y qué puedo darte?, puedes darme la parra que tienes en tu puerta, eso basta.- ¡A bueno!, si solo es eso trato hecho. –Bien pues coge esta mula que te doy que ella te llevará a tu pueblo antes de amanecer, pero no debes decir "Jesús", pues si lo dices la mula se parará y tendrás que ir caminando.
Emprendió su viaje y con el traqueteo se quedó dormido encima de la mula. Cuando en medio del sueño oyó unas campanas que sonaban. Despertó de repente y exclamó:
! Jesús,… si estoy en mi pueblo! Y en ese momento la mula desapareció, pero como ya estaba en el Lombo Labrao, bajó caminando y llegó al pueblo a punto para la alborada.
Ya en casa, se enteró que estaba enferma el ama del cura y se acercó a preguntarle: ¿Qué le pasa señora?, y ella malhumorada respondió: tu bien lo sabes, has venido toda la noche a mis costillas. (Por eso dicen que las amas del cura son las mulas del diablo).
Al amanecer y llegar a su casa observó que la parra de su puerta había desaparecido. Quizá esté ahora en algún rincón de Roma dando vino, donde aquel monstruo de siete cabezas tiene atemorizada a la población.

 Otra leyenda:

Curiosa resulta, por otro lado, la leyenda recogida en el caserío de  El Gasco, perteneciente al municipio de Nuñomoral. Es la única en la que se conjugan los elementos: moro, cueva, agua y mañana de San Juan. La transcribo literalmente, tal y como la contó en su día José Crespo Miguel, alumno de 5º de E. G. B. del Hogar Escolar de Nuñomoral:

-Erasi una vé un hombri c,andaba jidiendu carbón pa la sierra del Gahcu. Antocih sa, la, pació un moru que l,ehpetó.

-¿Erih conformi en jadelti ricu?

-El hombri le diju que sí. Entoncih el moru lu llevó a la Cueva de la Güesera, qu,ehtá ampié del Chorru. El moru sacó un pan de la bandola y le diju al hombri:

-Cogéilu, pero no comáih d,ehti pan jahta la mañana de San Juan, que esa mañana te enllegaráh jahta mí, antih de vení el día, y m,ah d,enseñá el pan, sin que le farti un rehcañu, y yo te jaré ricu y te daré un botellín con agua del Chorro, cogía en la mañana de San Juan, pa que no te duelgan nunca máh lah muelah.

El hombri aballó cumu un rejileti de contentu. Pero lu suh ijuh andaban a matajambri y de continu le pidían pan. Antoncih al hombri no le queó otro lugal que dali un rehcañu, pa qu,.engañaran al banduju.

Cuandu llegó la mañana de San Juan, el hombri se presentó al moro y le dio el pan. Pero el moro viendu que le fartaba un rehcañu, le diju:

-No habéih cumpríu lu acordau, poh al pan le farta un rehcañu. Adióh riquezah. Esi pan eh la mora que,htá encantá en la Cueva de la Güesera, y vusotroh l,habéih comíu una pierna, que eh el rehcañu que voh habéih zampáu. Asina que la mora ha queau coja y no puedi salí de la cueva y no puedi sel desencantá. Otroh cien añuh máh la mora en la cueva siguirá"

Casa en Aldehuela.

Comienza la ruta.

Todos contentos.

En las Hurdes todo es cuesta arriba.
Sus laderas se van recuperando
de los terribles incendios que ha
padecido esta comarca.

Carretera que sube al puerto
del Esperaban.

Panorámica.

Llegando a un punto de agua.
  Con el baso en la mano.

Emergiendo de entre la floresta.
Comiendo unas chuches en el puerto.
Ascendiendo al Cotorro de la Ferroquera.
Pequeñas alquerías hurdanas.

Cumbre de la Ferroquera (1.518 metros).

Viendo el paisaje.
Hito del Tiendas (1.590 metros).

Panorámica.

Otra más.

Cumbre del Solombrero (1.576 metros).

Ascendiendo al Canchera.

Panorámica del Tienda a la derecha
de la imagen y el Solombrero
en el centro.

Llanura de la tierra Salamantina.

Cuerda del descenso hasta
el Collado de la Muerta.
Cumbre del Canchera (1.544 metros).

Descenso desde este.

Una bonita cornisa.

Aunque la caída era bestial.
Pequeña presa (Embalse de Maje Robledo).

La  pizarra estaba peligrosa (resbalaba).
Seguimos con el descenso.
Alto en el camino.

Comiendo en el Collado de la Muerta.
Panorámica.

Entre jaras.
Otra de la presa.
Por fin un sendero.

Por el discurren.

Las sierras de la Huetre.
  Admirando la dureza de estas sierras.

Otra más con cascada incluida.

  La Huetre.


Hasta en el mismo pueblo
existen pequeñas cascadas.


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