lunes, 21 de mayo de 2012

Jarandilla - Jerte - 20-05-2012

Pueblo de Jarandilla de la Vera.




El domingo día 20 de mayo de 2012 de nuevo hemos recorrido las sierras que separan el Valle del Jerte de la comarca de la Vera, en esta caso en concreto hemos realizado la travesía que va desde el pueblo de Jarandilla al pueblo de Jerte. Para realizar dicha travesía hemos transitado por parte de la ruta de Carlos V y la ruta de la maja de los Zarzalones, que nos llevara hasta el puente del Carrascal, por el que cruzaremos para descender por la margen izquierda de la Garganta del Collado de las Yeguas hasta la desembocadura de esta en la de los Tres Cerros dando lugar a la Garganta de los Infiernos. Desde este punto continuamos hacia los Pilones, para descender desde estos hasta el Centro de Interpretación de la Garganta de los Infiernos y desde aquí hasta el complejo de los Arenales donde dimos por concluida nuestra actividad. La belleza del entorno para mi es indescriptible, por este motivo dejo que ustedes decidan después de ver las fotografías que acompañan a estas reseñas. Pero antes de llegar a  la exposición de estas, quisiera hacer referencia al entorno natural que encierra la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos, y al Valle del Jerte en sí.



La garganta de los infiernos, el espectáculo del agua

La Garganta de los infiernos es una Reserva Natural que está situada en el Valle del Jerte, en la provincia de Cáceres, en un extremo de la sierra de Gredos. Destaca por su espectacularidad en un hermoso paisaje de agradable clima, con inviernos no muy fríos y veranos no muy calurosos.

En la Reserva Natural es conocida por su enorme red hidrográfica llena de saltos de agua y piscinas naturales, arroyos, cascadas y pozas creadas por la erosión del río.
Su clima permite que en el Valle de Jerte existan diversas especies de fauna y flora, como el bosque caducifolio, bosque de ribera, piornales serranos o pastizales alpinos, y diversas especies muy distintas entre sí, debido la diversidad de sus microclimas.
La roca madre de la Garganta es un gran batolito granítico que se originó hace unos 300 millones de años y se modificó estructuralmente hace cuarenta millones de años. Las principales rocas que pueden encontrarse en la zona son granitos y gneis.

Historia del Valle. La caza y la pesca son abundantes en el Valle del río Jerte, lo que hizo que las primeras tribus de pastores nómadas se quedarán en este valle asentadas con sus ganados. El nombre del río Jerte proviene de la época de la invasión árabe, que a su paso por el valle le dio el nombre de Xerete, es decir, el de aguas cristalinas.

Años más tarde, cuando reinaba Alfonso VIII de Castilla, allá por el año 1196, este fundó la ciudad de Plasencia.

Ya en el siglo XVI, Carlos V pasó por el Valle de Jerte atravesando la Garganta de los Infiernos por el Puente Nuevo y el Collado de las Yeguas en su camino hacia la Vera. Con motivo de esta ruta histórica. El camino por donde pasó el Emperador recibe el nombre de Ruta de Carlos V.

A lo largo del siglo XIX, el cerezo se va perfilando como árbol imperante entre los frutales del valle. En la actualidad la economía del Valle del Jerte se rige por el monocultivo del cerezo, un símbolo de la comarca que se celebra con la Fiesta del cerezo en flor, que cada año atrae a numerosos visitantes. Ya en el año 1994, La Garganta de los Infiernos es declarada Reserva Natural.

Interés turístico y cultural. En la Garganta de los Infiernos destacan principalmente los tramos del río donde, aparecen las espectaculares Marmitas de Gigante e impresionantes saltos de agua en el paraje de "Los Pilones", uno de los más destacados del valle. La gran fama de la Garganta de los Infiernos se atribuye sobre todo a esta zona, en la que abundan los saltos de agua y las cascadas, junto a las grandes pozas, fruto de la erosión del cauce del río en la roca. Sus aguas cristalinas en verano hacen de este un lugar ideal para disfrutar de un paseo por el bosque y un refrescante baño en las pozas.

La Reserva Natural cuenta con tres circos de antiguos glaciares, "Glaciar de San Martín", "Glaciar de La Serrá" y "Glaciar de Asperones". Y se extiende por el Jerte, Tornavacas y Cabezuela, ubicada al norte de la sierra de Tormantos y al sur de la sierra de Gredos, es al oeste de estas formaciones montañosas donde la garganta entronca con el río Jerte. El techo de la Reserva Natural lo forman la Cuerda de los Infiernillos y el Cerro del Estecillo, bordeando el valle glaciar de la Garganta de la Serrá.

El Valle de Jerte cuenta también con un rico patrimonio cultural. Si hablamos del trazado ribereño y del modelo serrano, nos referimos a los modelos fundamentales de la estructura urbana del valle, determinados por la ubicación de los núcleos esparcidos por las cumbres y laderas.

El tipo ribereño es un modelo de pueblo-calle, fruto de la angostura del terreno, una larga calle y plazuelas abiertas junto a los principales edificios de los pueblos que suelen ser el ayuntamiento y la iglesia. Este tipo podemos verlo en Tornavacas y Jerte. En Cabezuela podemos encontrar una forma triangular y varias calles principales cortadas por otras más pequeñas. Una construcción que se fue adaptando a las irregularidades del terreno.

En la arquitectura también encontraremos diferentes tipos de casas, que se diferencian entre la casa solariega y la casa popular. La primera podemos situarla en el periodo renacentista, construcciones señoriales imitando palacetes, casas con fachada de piedra labrada, dinteles con leyendas y escudos, entre las que destacan los palacios episcopales de Tornavacas y Cabezuela.

Por el contrario, la casa popular es la construida con finalidad agropecuaria. Con una bodega en la planta baja, una cuadra y un corral.

Otras construcciones curiosas de la zona son los tinaos, también conocidos como casillas, la construcción pecuaria por excelencia de los prados del valle. Suelen ser cobertizos de piedra y madera.

Las majás son construcciones también características de la zona que, se utilizan para la actividad ganadera y de vivienda para el cabrero.

Los guanjos son unos peculiares cobertizos que aprovechan el declive el terreno donde, antaño se resguardaban los carboneros mientras vigilaban la combustión de las carboneras.

En medio de la campiña se levantaban enormes casonas donde vivía la familia que cuidaba la heredad, a estas casas se les llama caserías. Un elemento importante dentro del paisaje del valle son los aterrazados con piedra, llamados Bancales. Mediante estos muros construidos en seco, se retiene la tierra fértil, permitiendo así el cultivo en zonas donde la tierra fértil desaparecería por los efectos de la lluvia en pocos años.



Pero lo que más llena mi memoria después de 40 años, son los recuerdos del viejo campamento de la OJE que se asentaba en estos parajes, en el cual pase momentos indescriptible cuando aun no superaba los 12 años, cada vez que transito por estos lugares el recuerdo claro y nítido de la infancia me devuelve al mástil de la bandera rodeado por las tiendas de lonas, donde todos los niños formábamos a la hora de arriar la bandera. Por esto déjenme que les reproduzca un párrafo escrito por un tal Alfonso Callejo el día 28-04-2009 el cual lleva por título:


ESTA noche he soñado con ello. Dicen que los episodios oníricos vividos con inusual realismo denotan un arraigo especial en nuestro subconsciente de esos hechos, por haber tenido una transcendencia importante en algún momento de la existencia. Y así debe ser en mi caso, porque he percibido de nuevo el claro aroma del poleo ribereño y de la hierba que se despierta todavía húmeda en las frescas mañanas de julio, en un lugar donde se desparraman las montañas de Gredos hasta las mismas riberas del Jerte: el campamento Emperador Carlos, donde inicié como 'flecha' un amplio periplo campamental hasta el final de la adolescencia.

Ha venido de nuevo a mis oídos el aullido de los últimos lobos que aún habitaban hace cuarenta años aquellos escarpes y que escuchábamos en un silencio receloso bajo la liviana protección de una tienda de lona. Y el despertar violento que siempre llegaba demasiado pronto acompañado por los sones paramilitares de 'en marcha campamento que el día va a empezar ', que desde la megafonía se expandían por la sierra en ecos intrusos que amenazaban con despertar a toda la comarca. Esta noche he vuelto a ver nítidamente las caras absolutamente olvidadas de aquellos compañeros de otros pueblos con los que establecí las primeras amistades ajenas al entorno del colegio y con los que suelen estrecharse esos frustrantes lazos tan ilusionantes como efímeros: un mes de intensa camaradería y una vida entera de olvido que se inicia al pie del autobús el día de la partida. He vuelto a trajinar aceleradamente tratando de dejar mi petate bien cuadrado y centrado antes del inicio de la temida revista... La OJE eran marchas alucinantes serpenteando entre vegetaciones abruptas que nos hacían sentir como pequeños exploradores hasta descubrir una garganta donde remojar la irrepetible y llevadera fatiga de los doce años. La OJE eran los fuegos de campamento, que iluminaban la noche del Valle con parodias y teatros atrevidos con los que vencíamos por fin a las vergüenzas pegajosas del regazo familiar. Y sobre todo, la OJE eran canciones; canciones para las marchas, para los actos solemnes, para el autobús: 'guarda tus penas en el fondo del morral y ríe ya ' he vuelto a tararear entre sueños. El ideario, a aquella edad, era lo de menos. 'Vale quien sirve' es una máxima con vigencia eterna, sin color político.



Pero antes de continuar con la exposición de las fotografías, que he tomado a lo largo del recorrido, permítanme que me explaye de nuevo contándoles una breve leyenda de esta comarca del Valle del Jerte. En este caso lleva por título:



“YA TORNAN LAS VACAS”

El actual nombre de “Tornavacas”, es posible que proceda de la famosa batalla contra los árabes en el siglo X.

El rey leonés Ramiro II batallando con los árabes llega al puerto de Tornavacas con la intención de conquistar el Valle del Jerte, pero se encuentra con una fuerte oposición de las tropas sarracenas cordobesas acaudilladas por Ahmad Ben Yala.

Los cristianos no conseguían avanzar he idearon una estratagema consistente en atar unas teas encendidas a los cuernos de las numerosas vacas que pastaban en esta zona, y por la noche azuzarlas hacia el campamento enemigo, dando al mismo tiempo grades gritos y haciendo mucho ruido, para hacer creer a los árabes que era un ataque de una numerosa tropa.

La idea tuvo éxito y el ejército árabe salió en estampida hacia la población de Ambroz, hoy Plasencia. Las vacas, con las teas encendidas se dispersaron en la noche.

Al amanecer, como guiados por el instinto, los animales volvían a sus lugares de pastoreo, y de ahí que al verlas llegar pronunciaran los aldeanos la frase “Ya tornan las Vacas”.

Saliendo de él, para iniciar nuestra ruta.
Transitando por el itinerario
de la ruta de Carlos V.

Parada para reagruparnos.
Otra más de la parada.
Panorámica del robledal.
Parada en la garganta del Yedron.

En ella repusimos un poco de fuerzas.
Emboscados entre los brezos.

  Panorámica de la ascensión hacia el
Collado de las Yeguas, desde
el puente de la Garganta del Hornillo.

Puente de la Garganta del Hornillo.

Panorámica de los Escalerones.
Otra más de estos.

Posando en ellos.
Mirando hacia abajo.
Esto es lo que se ve.
Otra panorámica.

Y otra más.
¿Y este de donde ha salido?

Gente menuda, pero no vean cómo andan.
Panorámica.
Descansando en el Collado de la Encinilla.

  Hidratándose.

Garganta de las Yeguas.

    Llegando a ella.

  Comiendo.

  Puente del Carrascal.

  Los Pilones.

A reponer líquidos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario